Estatua del Rey de Sehrr.

La aldea se encontraba tan solo a unos cuantos minutos de la plaza del reino de Sehrr... Sabía que no debia estar ahi... Ignore esa sensación y me baje del caballo, apoyandome indolente en una gran estatua que habia ahi
-Vaya facha- me rei al ver la estatua, -Ahora se por que Ikaro tiene cara de estreñido- rei entre dientes, pero msa tarde en hacerlo, que un grupo de guardias me rodearan
-No debio hacer eso señorita- gruño uno de ellos
-¿Hacer que?- dije retadora
-Hablar de esa forma del ilustre rey Lheos y del principe Ikaro- me miro con coraje
-Da igual- rei entre dientes, -¿Que van a hacerme?- los mire, -Llevarme al palacio... A una simple campesina?- susurre, con una leve nota de cautela en la voz
-Apuestelo- susurro el guardia, quien me tomo del brazo y me arrastro hacia donde habian otros dos, -Amarren sus muñecas y al castillo... El principe querra saber su desacato-
Una chispa de panico cruzo mi mirada
-Ahora no eres tan valiente, ¿cierto?- rió entre dientes antes de ordenar que me llevaran hasta el castillo...

continua en el castillo

Llegue a Sherr con el ultimo rayo de Sol, el ultimo que vería esa ciudad. Lo primero que hice fue mirar a esa estatua del antiguo rey de Sherr, maldito arrogante. Alcé mi mano y con un giró de muñeca la estatua fue impulsada con violencia asta el edificio mas cercano. Asi es como empezó mi asedio a la ciudad de Sherr.