Salon de Visitas

Uno de los grandes salones donde el Hechicero Oscuro atiende a sus invitados.

Al ver que mi invitado se sentia ya traquilo yo me relaje a la vez. Y al escuchar su ultima frase me rei llanamente, hacia tiempo que no tenia una conversacion tan trivial:

- Si... Eso es lo que me gusta del gran norte, su gran traquilidad, su paz, su... soledad. De hehco estube una larga temporada estudiando ahi hace años, antes de ser el famoso Hechicero Negro. Bueno para resumirte simplemente soy el hechicero de las sombras mas poderoso de todo Shadowsland, este titulo me ha llevado sudor y lágrimas, pero aquí estoy aunque aveces mataría por haber seguido el camino de la luz que se me ofrecio un dia, ya habria muerto o por lo menos seria feliz... - y la sobra del pasado hizo de mis rostro el frigido tempano que la gente estaba acostumbrada a ver, pero me sobrepuse y segui hablando - De todas formas hay muchos asuntos que me quedan por resolver y no puedo rendirme ahora. ¿Y que hay de vosotros? ¿Aventureros sin mas o teneis algun motivo que os a traido a este reino que hace ya mucho tiempo el norte?

- Aunque parezca contradictorio envidio a los hehciceros blancos. La magia negra es despreciada por todo el mundo y nadie se atreve a hablar conmigo. Eres una de las pocas visitas que recivo Märkko...

Al acabar de hablar hubo un corto silencio en el que me fije un poco más en tan esplendido ejemplar de lobo blanco.

- Y con respecto a mis estudios en el norte, bueno no era muy poderoso cuando estube alli pero si obtuve la mayoría de mis conocimientos alli. Oye Märkko... respecto a Gäel ¿hace cuanto que lo conoces?

Miré al bello ejemplar de lobo que me acompañaba. Indudablemente el señor del castillo tenía mucho interés en él.

-Oh, lo conozco desde que era un achorrito...-dje a la vez que acariciaba la cabeza del Gäel.

Continué mirando la estancia, con su magnificencia muerta, pero magnificencia al fin y al cabo. Di con una ventana, la luz del sol se hacia mas tenua.

-Ummm...siento las molestias, Mysterius, pero ya debemos irnos, el tiempo pasa volando con conversaciones amenas.

Me levanté de la silla ante sde que el famoso hechiocero dijese nada y me acerqué a él para ofrecerle la mano en forma de saludo cordial.

Acepte cordialmente la mano que me tendió.

- Tranquilo Märkko, no ha sido ninguna molestía tenerte aqui. Estaré aqui para lo que necesites - le dije mientras le acompañaba hasta la puerta - Hasta la próxima Märkko, y también a ti Gäel.