Llegué a la aldea tras el largo viaje. LAs ropas me iban sobrando a medida que avanzaba, pues tenia por delante un clima mas calido al que estaba acostumbrado. Entré en las callejuelas, buscando una taberna o una posada. Antes de ello dejé a mi caballo en las caballerizas. Entré en la taberna, el olor a alcohol y a comida caliente llegó a mi en cuanto atravesé la puerta. Me senté en una mesa, pegada a la pared, una chica joven, de cabellos rojos y rizados, se acercó a pedirme nota.
-¿Que quiere tomar?
-Una jarra de hidromiel y asado, por favor.-dije.
La chica se fue y comencé a observar la taberna y lo que estaban en ella, muchos ya ebrios o intentando ligar con las camareras, que respondian con sonrisas y evitando las manos.